Un Viñedo junto a un Fuerte en Samaipata

Empezamos y terminamos nuestro viaje en Santa Cruz ya que hay vuelos directos desde Panamá a esta ciudad boliviana. Como no teníamos mucho tiempo optamos por quedarnos en un hotel en Santa Cruz para pasar un día explorando la ciudad y el otro conocer Samaipata.

Santa Cruz es la ciudad más moderna de Bolivia, sin duda es muy diferente que La Paz donde se nota la pobreza. Está llena de edificios altos, barriadas cercadas, centro comerciales y restaurantes. Después de pasar unos días en alojamientos precarios en nuestro recorrido por el Salar de Uyuni y Potosi, seguido por una calurosa dormida en bus rumbo a Sucre, estábamos felices de llegar a la comodidad que brinda una ciudad.

Nuestro hotel el Marriott Santa Cruz de la Sierra Hotel tenia apenas un año de estar abierto. Fue la experiencia mas lujosa del viaje, para cerrar con broche de oro. Lo que mas me gustó fue la vista de la habitación que mira a un bosque que es la reserva ecológica Urubo.

Property/MARSHA Code: Marriott.com/VVIMC

Un viaje complicado

Cuando llegamos al aeropuerto de Santa Cruz decidimos alquilar un carro. La arrendadora nos dio un Kia Picanto que es un carro pequeño a pesar que les dijimos que íbamos a visitar Samaipata. La carretera fue pavimentada recientemente así que hasta un carro de ese tamaño llega perfectamente.

El problema fue el retén policial en La Angostura donde dos policías tienen el trabajo más lucrativo de Bolivia. Su trabajo es encontrar cualquiera razón para que los conductores le tengan que pasar dinero que metían bastante visible dentro de los papeles del vehículo que les daban.

Empezaron a molestarnos diciendo que el papel de inspección del carro no tenia ambos nombres. Luego que necesitábamos un triangulo, chalecos reflexivos y un kit que el carro no tenia. Después de llamar a la aseguradora y pasar un mal rato por media hora en ese sitio finalmente nos dejaron avanzar. Si visitas Samaipata asegúrate de verificar que tengas todas estas cosas y que te den un papel si hay más de un conductor manejando el carro.

La carretera es hermosa, super verde y virgen. Bolivia es un gran productor y tiene una campaña fuerte por consumir lo local. En enero era temporada de uvas y melocotones, así que paramos en un puesto en la carretera para comprar.

Vinos Landsua

En la carretera para el Fuerte de Samaipata pasamos por un viñedo llamado Landsua. Decidimos entrar y para nuestra suerte Inés nos ofreció un tour luego que le dijera que era periodista de turismo. Muchos operadores de turismo incluyen la visita al viñedo en su tour a Samaipata o puedes ir por tu cuenta. Tienen un horario de apertura de 9:30 a.m. a 5:30 p.m. y los tours demoran 45 minutos.

Cuando fuimos estaban en vendimia que es el mejor momento para ir ya que las plantas están llenas de uvas. Tienen entre 22 a 25 hectáreas que van desde los 1,650 hasta los 1,850 metros de altura. Por las condiciones se da mejor el vino tinto seco. Tienen ocho cepas de tinto y cuatro de blanco. Puedes degustar dos tipos de vinos.

Nos presentaron a Sebastian Parra de Mendoza, Argentina que ademas de ser el enólogo era guapísimo. Nos contó que el viñedo Landsua empezó como un hobby para los propietarios y fue creciendo. Los dueños son españoles. Decidieron hacer un juego de palabras con el nombre, ‘land’ es campo y ‘sua’ es fuego o sol en vasco.

Las partes más antiguas apenas tienen ocho años y un viñedo para ser bueno necesita de 10 a 15 años. Tiene muy buena calidad, comparable con vinos de California y Europa. A pesar que el costo de la mano de obra y la tierra es barata, los precios de vinos en Bolivia son muy caros. Por eso el país aún no exporta. Los vinos Landsua por el momento solo se encuentran en Santa Cruz y Samaipata pero esperan crecer su distribución muy pronto.

Fuerte de Samaipata

El principal atractivo de la zona sin duda es el Fuerte de Samaipata que consigue su nombre por sus últimos ocupantes, los conquistadores españoles que usaron el sitio como un fuerte. Este es uno de los primeros lugares poblados en Bolivia. Los Mojocoyas y Chanés vivieron allí entre 800-1300 a.C. y fueron constantemente atacados por los Guaraníes. Los Inca vivieron en la zona entre 1350-1450 y dejaron muchísimas casas. Todavía quedan 10 hectáreas escondidas que empiezan a excavar en marzo 2019 y se estima que demorará unos 10 años. Hay entre 600-700 casas Incas enterradas aún.

Los conquistadores españoles llegaron a Samaipata en 1618 y sometieron a los Incas a trabajo forzoso. Las casas de los Incas eran hechas de piedra y las españolas de tierra. Hicieron un horno para fundir el oro que fue encontrado en el sitio. También habían momias que eran de los sacerdotes que embalsamaban cuando morían.

Decidí contratar un guía llamado Cecilio para que nos contara más sobre este lugar tan interesante. El Fuerte de Samaipata estaba cubierto por la selva hasta 1974-1975 cuando el Ministerio de Educación y Cultura mandó un grupo de arqueólogos a trabajar en el sitio. La montaña tiene 250 metros de largo por 60 de ancho siendo el mayor petroglifo del mundo. Tiene muchas figuras en alto bajo relieve incluyendo canales que bajan con simbología de los serpientes por donde corría chicha, agua y sangre de animales como ofrenda a los dioses.

Cuando se descubrió las figuras estaban muy nítidas pero sufrió la erosión por falta de protección. En el área vivían vacas y caballos, igual que personas que pasaban por encima de la ruina. En 1988 se declaró el sitio Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se pusieron regulaciones para su protección.

Un lugar místico

Esta montaña se encuentra a 1,950 metros de altura y conecta en línea recta con La Paz y Tiwanaku en Bolivia al igual que Machu Pichu, Cusco y Ollantaytambo en Perú. Se cree que fue un lugar religioso por la energía y magnetismo que produce la montaña que contiene minerales como magnesio, mercurio y hierro.

El coro de los sacerdotes es uno de los lugares más notables de la roca en el Fuerte de Samaipata. 18 asientos al contorno y 9 en el centro que eran intercalados por hombres y mujeres. En este sitio hacían el manejo astronómico y político. La piedra conecta las estaciones cuando sale el sol para el equinoccio y solsticio.

Hay mucha especulación de la presencia de extraterrestres en sitio pero cuando le pregunté a Cecilio me dijo que durmió tres meses sobre la piedra y no vio nada. Así que él no cree esos cuentos.

Lo que sí llama la atención es el clima y la vegetación. La roca en el Fuerte de Samaipata sirve como división. A la izquierda hay una selva amazónica donde casi siempre llueve y tiene 127 tipos de mamíferos incluyendo oso, puma, jaguares y capibara. A la derecha está el Chaco que es seco y sólo viven los condor. La zona tiene dos climas adicionales que son valles y Andes.

Pueblo de Samaipata

El pueblo de Samaipata fue fundado por los españoles. Originalmente lo llamaron Valle de la Purificación pero se mantuvo el nombre Samaipata. Proviene de la lengua quechua; ‘samai’ significa descansar y ‘pata’ altura. Por lo tanto Samaipata es un lugar para descansar en las alturas.

Después de visitar el Fuerte de Samaipata seguimos al pueblo colonial que queda a unos 15 minutos. Tu boleto te da acceso al Museo Arqueológico en Samaipata que es el principal atractivo del pueblo.

Allí puedes ver objetos como cerámica, vasijas, huesos, calaveras y utensilios excavados por los arqueólogos. Está bastante bien documentada la historia en el sitio.

Vale la pena quedarse a dormir en un hotel en Samaipata pero no teníamos idea lo bonito que era el pueblo. Aprovechamos para almorzar en un restaurante llamado ‘Tía María’ donde sirven comida típica boliviana.

No tuvimos oportunidad de visitar Las Cuevas, un sitio con cascadas o el parque nacional Amboró. Nos fuimos de este sitio hermoso con pesar pero nos acompaño un hermoso arcoíris al salir.

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